Y no quedó testigo de la terquedad
Del burdo espectáculo por el tiempo
Forzado
Del humano, en su egoísmo, encerrado
Que, presa de infundado pánico, convirtió
al mundo en el reflejo de su absurdo.
Un lastimero circo de vacíos. En eso nos convertimos.. siempre me saca una sonrisa esta tonta ocurrencia, y, en su simpleza, espero que haga reflexionar.
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